Taller de historia de la paleontología y de la paleoantropología en Cataluña
Oliver Hochadel, promotor de la iniciativa, introdujo la sesión poniendo énfasis en los temas de interés en torno a los cuales debía girar el taller: el estudio, desde la historia de la paleontología y la paleoantropología, de las relaciones entre el público y la prensa, del uso de estas disciplinas para crear identidad, afirmar las raíces y generar nacionalismo, hacer énfasis en el estudio de los científicos como personas (prestando especial atención a los diversos papeles que a menudo desarrollan-sobre todo los mediáticos-, como por qué y para qué usan los medios y la divulgación ...) y el método para estudiarlo.
Carlos Acosta, colaborador del ICP y miembro investigador del CEHIC, hizo la primera intervención. Abordó el estudio de estos puntos desde la figura de Miquel Crusafont, paleontólogo catalán la actividad científica del cual lo erige como el "relaciones públicas" de la ciencia española del franquismo: desde la Sección de Paleontología del Museo de Sabadell o desde el Instituto Provincial de Paleontología, de que fue fundador, consiguió hacer de Sabadell y de Barcelona (desde el Laboratorio de Paleontología de la Universidad de Barcelona) lugares de referencia en la paleontología mundial. Al final de su carrera, nombró la paleontología como la ciencia encargada de dirimir las cuestiones de la evolución contra biólogos, genetistas y neodarwinistas que, con la admisión del azar de la genética, se oponían al finalismo (al que él se adscribía). Acosta mostró como esta oposición generó un debate que marcó un umbral en la manera de hacer paleontología en Cataluña y la España post-franquista.
Incidiendo en la relación con la prensa y sus públicos, Clara Florensa, bióloga, física y máster en Historia de la Ciencia, nos habló de su estudio del tratamiento de la teoría de la evolución a través de la paleontología y la paleoantropología en La Vanguardia Española durante el franquismo y la transición. En la España católica de la dictadura, la teoría de la evolución era no grata. A través de la paleontología, se le asoció a conceptos peyorativos como el materialismo, la evidencia del registro fósil, que aportaba pruebas a favor, presentaba la disciplina como un conocimiento peligroso digno de ser censurado. Nos mostró como el choque evolución-religión era muy patente y vivo en las páginas del diario, hasta bien entrados los años sesenta, y cómo podíamos encontrar evidencias de la presencia de debate, implicando expertos y profanos, en diferentes espacios de la sociedad del momento y convirtiéndose, en un episodio del período, las páginas del diario en un foro de discusión abierto.
Una caso flagrante del uso de los medios por parte de los científicos y también de la relación que se establece entre la ciencia, la prensa y sus públicos lo presentó Miguel Carandell, biólogo, master en Historia de la Ciencia y educador ambiental que ha estudiado la controversia pública que generó el caso del "Hombre de Orce", un fragmento de cráneo sobre el que no se ha llegado a un consenso, dentro de la comunidad científica, sobre su carácter, humano o no. El hallazgo fue publicada en 1983 en la revista Paleontología y Evolución, del Instituto de Paleontología de Sabadell, institución a la que pertenecían los descubridores Josep Gibert, Jordi Agustí y Salvador Moyà-Solà. Posteriormente, varios científicos se declararon partidarios de atribuirla al grupo de los caballos y asnos. Josep Gibert, no obstante, siguió argumentando que se trataba de un homínido. La polémica, que se alargó durante más de veinte años, tuvo un amplio eco en los diarios. En esta charla, Miguel Carandell analizó cuál fue el papel de los medios durante la controversia y su efecto en la falta de consenso.
En cuanto a la relación de aquellas ciencias con la creación de identidad, raíces y nacionalismo, María Laura Moreno, licenciada en derecho y máster en Historia de la Ciencia, nos presentó el caso del hallazgo de tres homínidos fósiles por parte de Salvador Moyà : el Dryopithecus laietanus, el Pierolapithecus catalaunicus i el Anoiapithecus brevirostis. Sus nombres hacen clara referencia a las localidades donde fueron encontrados (Barcelona, Hostalets de Pierola Anoia) y fueron bautizados por sus descubridores con nombres de pila: Jordi, Pablo y Lucas, respectivamente. En los medios de comunicación fueron presentados como "los primeros catalanes". La tesis de María Laura es que la paleontología y la antropología fueron estratégicas para reforzar los ideales de una política nacionalista presentándose los descubrimientos de ancestros humanos como símbolos de la cultura catalana. Analizando la Ley de patrimonio cultural catalán hizo una exposición resumida de los aspectos jurídicos del patrimonio paleontológico al margen de elementos políticos nacionalistas y lo aplicó al caso tratado para hacer un análisis comparativo.
Finalmente, la figura de Eudald Carbonell, descrito en alguna ocasión como "el más famoso científico catalán vivo", sirvió a Oliver Hochadel como objeto para hacer una estudio completo de los puntos de estudio propuestos y analizó sus múltiples roles como ciudadano y como científico, como arqueólogo y como personaje público. Además, el ascenso a la fama de Carbonell está intrínsecamente relacionado con su investigación en el yacimiento de homínidos de Atapuerca, que ostenta "el europeo más antiguo". En la charla, Oliver Hochadel trazó la carrera de Carbonell como arqueólogo centrándose en sus numerosas iniciativas para popularizar su trabajo, en su participación en los medios creando cierta controversia en algunas ocasiones, y se preguntó qué tipo de papel asume el personaje en el ámbito público. Carbonell se describe a sí mismo como marxista y como catalanista, pero a la vez (en el contexto de Atapuerca) es un campeón y promotor de "la ciencia española". Oliver Hochadel acabó planteándose como estos roles, aparentemente contradictorios, pueden ser contenidos dentro de una misma persona y animó a los participantes del taller, ponentes y público, a participar en el debate.
Después de cada exposición hubo un debate animado entre todos los asistentes muy provechoso: con intervenciones especialmente valiosas como las de Agustín Nieto-Galán (director del CEHIC) y Pepe Pardo (inestigador del Institución Milá y Fontanals-CSIC), con amplia y reconocida experiencia en la investigación en historia de la ciencia, así como del jefe del departamento de investigación del Mesozoico y del departamento de Faunas del Neógeno y Cuaternario del ICP, Àngel Galobart Lorente, que trabajó en las excavaciones del yacimiento de Venta Micena (de donde se extrajo el fragmento de cráneo del Hombre de Orce) durante muchos años y por tanto conocedor de primera mano del caso de Orce y de Josep Givert. Y también interesante fue la intervención de tres arqueólogos amigos personales y compañeros de excavación durante muchos años de Eudad Carbonell, que intercambiaron opiniones con Oliver Hochadel sobre la manera de abordar la figura del personaje.
Es un hecho no muy habitual en historia de la ciencia poder contar con el objeto de estudio entre el audiènica y fue muy interesante el diálogo surgido. Por todo ello, el taller fue un éxito y una iniciativa muy provechosa y recomendable que habría que instaurar como práctica habitual en cualquier ámbito de investigación.
Àrea de Comunicació i Promoció
Referencias
"La Historia de la Paleontología y de la paleoantropología en Cataluña", 29 de abril 2011, Sala de reunión del CEHIC (Facultad de Ciencias). Oliver Hochadel, Carlos Acosta, Clara Florensa, Miguel Carandell, María Laura Moreno.